martes, 1 de mayo de 2012

Casa Goyo (Alcocer, Guadalajara)

Hace un año que me habían hablado de este restaurante situado a unos 65 km de Guadalajara, pero no se había dado aún la ocasión de acercarme, debido a que se tarda hora y media en llegar desde Madrid y que es recomendable la visita acompañado de unas cuantas bocas hambrientas. Digo esto porque me habían advertido que los platos son exageradamente abundantes —como se puede apreciar en las fotos—, por lo que no es el lugar adecuado para ir en pareja. 
Alcocer es un pueblo pequeño y encontrar Casa Goyo no tienen complicación, más bien diría que lo difícil es no encontrarlo, como ocurre con un lugar donde aparcar.
Entrando en el local, salta a la vista un bar de pueblo tal y como lo había imaginado por las referencias previas. El choque llega al entrar al comedor, una sala dispuesta como un salón de banquetes que contrasta con la imagen que tenía —esperaba algo como un asador poco cuidado—.
Pero vamos al condumio. Dentro de una carta variada con vinos sobradamente conocidos, nos decidimos por las recomendaciones que traíamos —hay que decir que veníamos con la idea de ver los gigantescos platos, no una delicada comida—. 
De entrante pedimos unas croquetas de jamón que, lejos de invitar a exclamaciones cercanas al título de este blog, me sorprendieron gratamente, las mejores que he probado en mucho tiempo — excepción hecha de las de mi madre, por supuesto—.


Y de plato principal elegimos un churrasco y un san jacobo, para compartir entre los cuatro.


El churrasco es excesivamente grueso —un billete de 50 € se nos quedaría corto—, debido a lo que el centro se queda crudo y, lo que es peor, frío; así que tras presentarlo en la mesa, lo trocean y te lo preparan al gusto. La carne excelente.


En cuanto al san jacobo, dentro de lo espectacular del tamaño, no deja de ser un cachopo asturiano enorme, como se puede ver en la foto.



Llegados a este punto, al borde del colapso alimenticio, quedaban los postres, una difícil elección: reventar o probar alguna de las propuestas que tenían mejor pinta. La respuesta es evidente, en un grupo de cuatro siempre habrá, al menos, uno con un elevado desconocimiento de sus límites. En nuestro grupo, por supuesto, no podía faltar tal personaje y no voy a nombrarle aquí por su explícito deseo de mantener el anonimato; sólo diré que de alguien que asegura correr los 100 m en 11 s —sólo con verle esa posibilidad desaparece de cualquier cabeza—, no se puede esperar que sea consciente de sus limitaciones.
Eso sí, peores fuimos los otros tres que le dejamos hacer, así que todo acabó con tres postres sobre la mesa: helado de chocolate blanco, tocinillo de cielo y leche frita. Algo ligerito para acabar.




Los postres aceptables tirando a buenos, pero el criterio gastronómico a estas alturas ya no estaba muy lúcido, así que es posible que estuvieran mejor de lo que me parecieron en ese momento.
Todo acabó con un gin tonic para ayudar la digestión y un paseo por el pueblo que se nos hizo pequeño para todo lo que hubiésemos necesitado caminar.

En resumen, resultó un lugar mejor de los esperado, al entrar sólo resonaba en mis oídos ¡carnaza, carnaza hasta reventar! y me fui con la idea de volver para probar otros platos sin el ansia de comer hasta reventar.

Una experiencia muy recomendable.

Y para acabar un video que se le ha venido a la cabeza a Nacho sobre la experiencia.




2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo en tu opinión. Sólo añadir dos cosas:

    El trato por parte de los camareros fue excelente y el servicio rapidísimo.

    El precio ajustadísimo: Por 40€/persona tienes calidad y cantidad.

    Me quedé con ganas de probar "Los patitos" (un postre de hojaldre con nata con una presentación espectacular), pero no tengo ninguna duda de que volveremos y no me quedaré con las ganas.

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  2. Hay varias cosas en las que, sin estar, discrepo.

    1. Lo de que no es conveniente ir con pareja, depende de qué pareja sea. Otra cosa es que después de eso te tengas que echar una siesta de 4 horas y eso induzca a la discusión marital.

    2. El video es asqueroso. No me jodas. No ha lugar en un Blog culto y elegante como este.

    3. El atleta de los 100 m en 11 s y otras grandes hazañas deportivas imaginarias lleva desde las jornadas zamoranas de capa caída.

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